Glaucoma

Preservar el nervio óptico, preservar la visión

El glaucoma es una enfermedad crónica y silenciosa que provoca daño progresivo e irreversible en el nervio óptico, responsable de transmitir la información visual al cerebro. Si no se diagnostica y controla a tiempo, puede conducir a una pérdida de visión periférica, y en fases avanzadas, a ceguera irreversible.

En Salom Instituto Oftalmológico abordamos el glaucoma con un enfoque centrado en la prevención del daño neurológico. Nuestra prioridad es preservar la visión del paciente mediante un seguimiento individualizado, preciso y continuado.

Diagnóstico y seguimiento personalizados

Cada caso de glaucoma es diferente. Por eso, el primer paso es realizar un diagnóstico riguroso con herramientas de alta precisión:

01

Tonometría avanzada, para medir la presión intraocular.

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Paquimetría corneal, que permite ajustar la presión medida según el grosor corneal.

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Estudio del nervio óptico mediante OCT, con análisis estructural detallado de la capa de fibras nerviosas.

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Campos visuales automatizados para detectar el daño funcional.

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Gonioscopia y estudios morfológicos del ángulo camerular cuando se requiere.

Realizamos un seguimiento estrecho y adaptado a cada paciente, controlando la progresión estructural y funcional, y ajustando el tratamiento de forma proactiva.

Tratamiento médico personalizado

Cada tratamiento médico se ajusta a las necesidades, tolerancia y perfil de cada paciente, con fármacos hipotensores oculares seleccionados según el tipo de glaucoma, el ritmo de progresión y los factores de riesgo asociados.

Cirugía del glaucoma

Cuando el tratamiento médico no es suficiente, ofrecemos una amplia gama de soluciones quirúrgicas para controlar la presión intraocular y frenar el daño:

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Cirugía filtrante clásica (trabeculectomía), considerada el estándar en casos avanzados.

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Esclerectomía profunda no perforante, menos invasiva y con menor riesgo de complicaciones.

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Implante de dispositivos de drenaje o válvulas, indicados en glaucomas refractarios o secundarios.

En todos los casos, la decisión quirúrgica se toma tras una valoración detallada y con la participación activa del paciente en el proceso terapéutico.